3/10/09

El reparador de sueños

Basada en la canción homónima de Silvio Rodríguez

Para Silvio, mi reparador de sueños particular,
esperando que nunca olvide
que sólo soñando es posible vivir


(El reparador de sueños Osvaldo Duarte, Argentina)

Corre juega salta se escabulle entre sábanas y almohadas, con su morral de herramientas en la espalda. Es un travieso enanito que se dedica a reparar sueños, aflojando un odio por aquí, apretando amores por allá. Noche tras noche se desliza por los conductos de la luz hasta llegar a los interruptores, cuando todo está vestid
o de oscuridad. Ahí comienza su labor de ajustar y transformar las pesadillas y los malos pensamientos en ideas e historias felices y tan luminosas como los reflejos del polvo de oro y de sol, lo cual, dicho sea de paso, no siempre es muy fácil, hay ocasiones en que los sueños están tan enredados como una madeja de estambre con la que ha jugado un gato, y hay otras veces en que sus propias herramientas se ponen a pelear entre sí, especialmente la llave de perico, que tiene barrida la cuerda y se la pasa hable que hable y molestando a la llave Steelson, que es bien apretada y se siente muy internacional. Pero a pesar de ello, el pequeñito reparador siempre logra hacer su trabajo con los mejores resultados.

En su vida profesional, este pequeño ser ha dado fuerza a seres de todo el mundo. En España, por ejemplo, una vez visitó a un joven taciturno y le dio el don de la palabra entre sueños, por lo que aún y cuando sacó un cero en literatura, tuvo la fortaleza para responder que ese cero era tan redondo como un ruedo taurino. O en México, transformó a un joven autodidacta y con vocación de astrónomo en un grillo violinista que cantaba los cuentos y las historias que vivían en su cabeza, divirtiendo por décadas a los niños que lo ávidos lo escuchaban por la radio y después lo veían en televisión. Pero sin duda, el que más trabajo le ha costado fue un francés que una noche hace siglos soñó que era un sueño, ¡El pobre reparador no sabía a qué hora comenzar, pues el joven dudaba de todo, incluso de si estaba despierto cuando dormía y viceversa! Sin embargo, poco a poco fue poniendo orden y cada cosa en su lugar hasta que su protegido descubrió los cuatro puntos necesarios para acceder a cualquier conocimiento.

Así se la ha pasado el reparador, afanado en realizar su tarea de la mejor manera, corriendo a las pesadillas de las camas de los niños, entregando sueños lindos e ilusiones por doquier. Por eso te digo que si algo cosquillea en tu almohada, si escuchas risitas cerca de tus oídos mientras duermes, no te preocupes ni tengas miedo, duerme tranquilo, que es el reparador de sueños que te ha venido a visitar.