11/4/09

La tríada colombiana (Parte 4)

Continuando con los comentarios sobre rafael Chaparro Madiedo, el tercer representante de la tríada colombiana, nos avocaremos en este post al trabajo más relevante de este joven y desaparecido escritor, el mismo que le hiciera acreedor en 1992 al Premio Nacional de Literatura y un año después a una nominación al Premio "Rómulo Gallegos", considerado como uno de los reconocimientos literarios para los creadores latinoamericanos: la novela Opio en las nubes.

En principio, Opio en las nubes no cuenta una sola historia, no se refiere a un personaje principal, alrededor de quien transcurren todos los hechos, sino que se trata de una serie de episodios que experimentan los diferentes personajes a través de sus alucinaciones y recuerdos, y que se entrelazan para dar cuerpo y forma a la verdadera y única historia: la desesperanza, la apatía y la inercia de toda una generación, como resultado de errores heredados, ambiciones voraces, la despersonalización y la pérdida absoluta de un sentido concreto que dar a la existencia.

La atmósfera general que envuelve a la novela es la de un
a muerte en vida totalmente asumida por los personajes, quienes transcurren por las calles de una Bogotá imaginaria, ajenos a la realidad de su entorno y atrapados en rituales de inercia, sin más remedio que seguir adelante sin esperar absolutamente nada de ese caos existencial. pero no por ese hecho debemos pensar que se trata de una de esas obras aburridas o deprimentes; por el contrario, la obra que nos ofrece Rafael Chaparro resulta tan adictiva como el vodka, el whisky y la droga que consumen los personajes de manera tal que, una vez comenzada resulta dejar la lectura hasta alcanzar la palabra "Fin",debido a la ironía con la que Pink Tomate, el gato de Amarilla, da testimonio de lo que sucede tanto en casa como en las ventanas que mira cuando sale a dar sus paseos por la ciudad, al igual que por la presencia constante de Jimy Hendrix, U2, the Beatles, los Rolling Stones y Nirvana, y el discurso desarticulado y lleno de firos del lenguaje en el que los personajes, saturads de alcohol, droga, cigarrillos "Piel roja" y rock, piensan y se conducen, desafiando magistralmente los principios de cualquier lógica posible.

Los personajes viven, sienten y se relacionan sin perder una de las cualidades fundamentales que los unen a lo largo de toda la nobvela: la soledad. Y precisamente en esa soledad, frecuentan lugares imposibles como el "Bar Kafka", o el "Café del Capitán Nirvana", escriben nombres en los espejos mientras hacen el amor en el baño de algún bar, sueñan con ser pastores de cebras en Zimbawe, o hacen declaraciones de amor en el interior de una ambulancia.

Su estructura narrativa es oblícua, ya que cada uno de los personajes se desenvuleve por su cuenta y salta del presente hacia el pasado de una frase a otra; pero lo que en verdad es relevante, es el ritmo narrativo que Chaparro consigue al dotar a su novela, echando mano de la figura musical de una balada (estrofa - puente - estribillo) para darle forma, incorporándole una fuerte carga de psicodelia literaria; es decir, los textos se organizan en una suerte de estrofas y se rigen por la repetición intermedia de ciertas frases que hacen las veces de estribillos ("trip trip trip, qué cosa tan seria...") lo que le da un ritmo propio a la lectura, además de crear a lo largo de la obra cientos de imágenes de carácter poético, en el que la percepción de los sentidos juega un papel primordial en el que ideas contradictorias y hasta alucinatorias cobra un sentido especial ("...ese perfume que sabía a doce de la noche, a mírame preciosa antes de que me muera..."), y crean un discurso con una lógica específica y desenfadada en la que resulta imposible la puntuación clásica y ortodoxa para contener la explosión de sensaciones con que los personajes viven su propia muerte, se desenvuelven y aman inmersos en el exceso y la desilusión de un mundo que les quitó cualquier oportunidad de Ser y Estar.

Y sin embargo, Opio en las nubes no sólo da espacio para el desaliento o el humor rabioso, crudo y corrosivo, sino que en el centro de la muerte misma, los personajes se aferran a una última esperanza de amor y belleza, como en el caso de Sven, al enoamorarse de la enfermera que lo atiende después de una congestión de drogas y alcohol en el "Bar los Moluscos", a quien dice: "...los dos estaremos presentes en el perfume de los árboles en las mañanas, seremos árboles, seremos hojas, seremos el viento, tranquila muñeca, nos desmoronaremos lentamente en las mañanas de lluvia, en las mañanas de sol, y luego cuando pasen los días no tendremos ni las mañanas, ni la lluvia, ni el sol, tranquila muñeca, también llevaremos vodka y whisky para ensopar los días, las mañanas y las noches, los minutos, las horas, las hojas, las nubes, el cielo, el aire, las calles, las montañas con alcohol, con ruido, con babas, con sudor. Tranquila muñeca..."

Todas estas caracteristicas han dado lugar a que se catalogue esta obra como una novela sobre el rock y los efectos que éste ha ocasionado en el mundo; pero nosotros creemos ue tal afirmación responde a un análisis superficial y sin contenido, ya que Opio en las nubes es mucho más que una simple enumeración constante de piezas musicales y efectos alucinógenos y devastadores de las drogas al erróneo estilo que, desgraciadamente, muchos escritores jóvenes han adoptado, creyendo que hacer una literatura contemporánea, es imitar (mal) obras como Trainspotting, Pul fiction, o Natural born killers. No, la novela de Chaparro Madiedo es un fiel retrato de una realidad existente en nuestros días, en la que cualquiera de nosotros podríamos ser Sven o Amarilla, Gary Gilmour, Marciama, Max, o incluso el propio Pink Tomate (A quien se ha definido como el alter ego del propio Rafael), como resultado del desequilibrio ideológicoy la ausencia absoluta de líderes en quién confiar en este planeta.

Por otra parte, y desde un punto de vista estilístico, Rafael Chaparro Madiedo consiguió demostrar en un viaje de menos de doscientas páginas su capacidad como narrador, y como conocedor profundo del lenguajelo que le da la autoridad total para darle vuelta, desmembrarlo y volverle a dar forma (Su forma), en la que el caos es el único orden posible.

Estas son, en breves líneas, las razones por las que opio en las nubes resulta para nosotros una novela obligada para todos aquellos que quieren tener una visión de lo que podría denominarse como nueva literatura colombiana, que va mucho; pero mucho más allá del realismo mágico, y constituye el paso definitivo para salir de Macondo y crear un nuevo universo de palabras y sensaciones con posibilidades casi ilimitadas.

Y son estas líneas, al mismo tiempo, un homenaje a un escritor que nos enseñó que la literatura aún puede ofrecernos nuevas posibilidades, tanto lúdicas como formales, y que por esas circunstancias extrañas del destino, dejó esta vida antes de tiempo.