16/5/09

Un viejo canto dinámico y renovador

Desde hace medio siglo, Cuba es un tema recurrente y centro de polémica y controversias ideológicas debido a los procesos políticos y sociales experimentados por la isla caribeña a lo largo de estos años. Opiniones en contra y a favor van y vienen; pero es un realidad que, por muchos factores, Cuba ocupa un lugar muy importante dentro de la historia reciente. Y uno de estos factores es, precisamente, un fenómeno cultural que si bien surgió al amparo de la revolución y guarda una relación directa con ésta, ha conservado cierta independencia y transformó desde su surgimiento formal a la historia de la tradición musical latinoamericana. Nos referimos a a la nueva trova cubana.

La raíz de este movimiento la encontramos en pleno movimiento armado. De forma similar a lo que en México sucedió con el corrido, mientras el M-26 luchaba en la sierra, algunos trovadores comenzaron a narrar la epopeya guerrillera en sus canciones, como una forma de dejar un testimonio algo juglaresco de los logros y las ideas enarboladas por la revolución en marcha, y años después, tras el triunfo de la revolución. Una de las figuras más importantes de esta época es, sin duda Carlos Puebla, quien toma los elementos de la trova tradicional cubana y los insufla con letras que evocaban los triunfos revolucionarios en la isla, respondiendo a esa necesidad de expresar el sentir de un pueblo que comenzaba a probar las mieles de la victoria y la libertad después de tres décadas de represión y desigualdad.

Poco después, a mediados de la década del sesenta, una nueva generación de jóvenes trovadores, aún de forma individual, comenzaron a componer canciones con un ánico común: hacer suya la voz de la juventud cubanaque se alzaba para dar a conocer las transformaciones que se experimentaban en Cuba. Su forma de compone llamó de inmediato la atención, ya que fusionaban el canto tradicional con otros ritmos y tendencias que en ese momento no eran bien vistos del todo por parte del gobierno revolucionario, por lo que en un primer momento fueron censurados. Sin embargo, estos trovadores continuaron con su labor, siempre comprometidos con la causa revolucionaria, consolidándose hacia finales de los años sesenta coesionándose hasta constituirse como un grupo y un movimiento que trascendería hasta nuestros tiempos.

Son tres los momentos definitivos los que marcan el surgimiento de la nueva trova cubana tal y como la conocemos actualmente:

  1. A instancias de Haydee Santamaría, directora de la Casa de las Américas, varios de estos jóvenes comienzan a reunirse en torno a ella a partir de 1967, intercambiando música, conocimientos e ideas sobre lo que debe de ser la nueva canción revolucionaria, y participan en festivales culturales y en grabaciones colectivas, por lo que empiezan a ser identificados, ya no de forma individual, sino como un grupo, lo que hace mayor su aceptación entre el público. Entre estos festivales, es en uno ofrecido el 18 de febreo de 1968 por Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Noel Nicola, que se comeinza a hablar de la nueva trova cubana.
  2. Dos años más tarde, en 1969, el Instituto Cubano de Artes e Industria Cinematográfica (ICAIC) funda el Grupo de Experimentación Sonora (GES), y bajo la dirección de Leo Brower, convergen los trovadores como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola, Sara González y Eduardo Ramos, entre otros, y que son considerados como los fundadores de la Nueva Trova Cubana. A partir del objetivo original del GES, que era la creación de música para las prodicciones del Instituto, estos trovadores comienzan a establecer las bases para la renovación de la música popular cubana, basados en la búsqueda de fusiones entre los géneros tradicionales de Cuba con el jazz, el rock, la música "clásica", la samba, y en general, con la música tradicional de otros países latinoamericanos y caribeños, alcanzando niveles de realización que ya tenían otros países como Brasil, y fundando sus esfuerzos en profundos estudios sobre las diversas disciplinas de la compusición musical como armonía, instrumentación, orquestación, fuga, contrapunto, formas musicales, electroacústica y técnicas de grabación. Fue durante esta etapa en que utilizaron por primera vez los recursos de grabación y la cinta magnetofónica como elementos actuantes en la realización musical. es en este verdadero grupo de experimentación, donde surgen ya como solistas varios de los principales representantes de este género musical.
  3. Como resultado del auge que adquirió el trabajo del GES y del creciente número de artistas que se sumarona la propuesta, el 1 de diciembre de 1972 se celebró un festival en la ciudad de Manzanillo, quedando formal y oficialmente fundado el Movimiento dela Nueva Trova Cubana. Este festival contó con la participación de cincuenta y seis jóvenes cantauores que expresaron, cada uno con su particular estilo, los principales temas de esa nueva canción cubana: la patria, el amor y la revolución.
A partir de entonces muchas cosas han pasado, muchos se quedaron en el camino sin conseguir el reconocimiento y triunfo internacional, otros conquistaron un lugar como los máximos exponentes del movimiento y que mediante canciones como Cuba va, La era está pariendo un corazón, Girón, la victoria y Para una imaginaria María del Carmen, han relatado la historia reciente de su pueblo y la conformación de una nueva nación, SU nación, con todas sus virtudes y sus defectos, constituyéndose como portaestandartes e inspiración para nuevas generaciones de trovadores como Frank Delgado, Gerardo Alfonso, Liuba María Hevia, Santiago Feliú y Karel García.

Actualmente, al referirnos a esta corriente musical, podemos hablar ya de tres generaciones:
  • Los fundadores (60's): Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola, Eduardo Ramos, Lázaro García, Augusto Blanca, Alejandro García "Virulo", Amaury Pérez, Sara González, Vicente Feliú, el grupo Manguaré y Enriquito Nuñez, entre otros;
  • La novísima trova o generación de los topos (80's): Frank Delgado, Carlos Varela, Santiago Feliú, Alberto Tosca, Donato Poveda, Aabel López, Gerardo Alfonso y José Antonio Quezada entre otros. Es la segunda generación de la nueva trova cubana y surge entre duras condiciones, y se desarrollan de una forma apegada a la primera generación; pero hay un cierto rompimiento en el estilo. Son los primeros que se conforman desde un inicio como grupo coesionado.
  • Tercera generación: Trío Enserie, Karel García, grupo Buena Fe, Eduardo Calero, Vanito Brown, Gema y Pavel, grupo Habana Abierta, Diego Cano y Liuba María Hevia, entre otros. Es la generación ás reciente surgida en los finales de la década del noventa y principios de la del dos mil. Se trata de trovadores jóvenes que se retroalimentan de la ya establecida tradición de la nueva trova y comienzan a fusionarla con ritmos más contemporáneos y en algunos casos ciertas influencias del pop latinoamericano; pero sin restarle calidad a sus composiciones ni perder la raíz original de la nueva trova.
En su casi medio siglo de existencia, la nueva trova cubana se ha identificado y servido como base de diversas manifestaciones musicales como la canción de autor española, el nuevo canto latinoamericano, la canción social, o la canción informal, estableciendo lazos con trovadores de México, Argentina, España, Uruguay, Chile, Brasil, y Nicaragua principalmente, reuniéndose en festivales, realizando conciertos masivos y, sobre todo, compartiendo la búsqueda común de nuevos sonidos y modos de expresión que integren las luchas de su época y la realidad en la que viven.

Este contacto con otras corrientes musicales, ha mantenido a la nueva trova cubana como un modelo dinámico y en permanente renovación, dejando de ser panfleto para convertirse en un canto más cotidiano; pero sin perder su base y razón de existencia: hacer canciones que no solamente se oigan, sino que se escuchen, y tratar de dejar una enseñanza, una semilla en los corazones de la gente de amor a la patria, defensa de las ideas, respeto y autodeterminación, todo esto con el uso de palabras comunes y corrientes. Sin embargo, esta cualidad no implica composiciones fáciles o simplistas, sino todo lo contrario, pues estas canciones crean metáforas vivas y complejas, transformando un lenguaje cotidiano en un universo cargado de imágenes de sentido múltiple, consolidando una expresividad delicada, y al mismo tiempo enardecida.

Aún ahora, al pensar en esta música, no podemos hacer a un lado la imagen del trovador aferrado a su guitarra; pero fiel a la naturaleza de esta corriente, los contenidos han evolucionado y la nueva trova se mantiene vigente a pesar del bloqueo a la isla, las nuevas tendencias globalizadoras y los propios errores de la revolución cubana, y todos los integrantes de esta nueva trova se mantienen luchando desde sus trincheras hechas de notas y cantos, comprometidos con su labor creativa y la responsabilidad asumida con sus ideas, más allá de las discusiones, controversias y modas políticas.