29/11/09

Ciudades

Somos ciudades
que se cruzan
en un tiempo que está muerto
burla del destino
del universo
que nos quiere muertos
trastornados
consumidos
encrucijada en la que nunca nos encontraremos
Tú, ciudad luminosa, resplandeciente
yo, ciudad decadente y abandonada
apocada, sin esperanza
de reconstruir
la vida de una vida que nunca fue vida
Y el que destino no da tregua y nos separa...

22/11/09

Ritual

Una piedra al alba
un río un poco frío
del que brota agua cristalina
dos cuerpos
al viento

el tuyo y el mío
conjunción del sentimiento
tu boca en la mía
mi cuerpo
tus ojos

el alba
el viento

tu rostro
intercambio de besos
suspiros
sudores
tu piel
mis manos

dos almas que comienzan a amar
y por fin abrir los ojos
renacer
despertar a la realidad
para comenzar un nuevo día...

13/11/09

La nota

Ya entrada la mañana, te despiertas con la boca seca, conservando aún ese sabor amargo que inunda tus papilas desde hace días, matándole el sabor a todo cuanto pruebas. Y sigues sintiendo ahí justo abajo del esternón esa bola que punza y se vuelve cada vez un poco más grande, cada vez un poco más dura, como una bola de béisbol que te dificulta la respiración y hace que tu cuerpo se sienta pesado, lento, sin fuerza. Aún sientes ganas de llorar, sin embargo tus lagrimales no consiguen producir nada, se han marchitado a lo largo de tantos años de desconsuelo y soledad del alma. Pero hoy, por fin la expectativa ha cambiado, y eso te da cuando menos algo de fuerza para levantarte mientras te tallas los ojos con el anverso de la mano y caminas hasta el baño, abres la llave del agua y de inmediato acercas tus labios para humedecer tu boca. luego te ves al espejo, ese que nunca miente y que te confirma, como cada mañana, lo maltrecho que estás, no sólo físicamente, pues a fin de cuentas el tiempo pasa y uno va envejeciendo de forma irremediable, sino que tus ojeras y esa opacidad de tus ojos que te recuerdan a los de un pescado echado a perder, combinada con la maraña de cabellos que cubre tu cabeza sin orden alguno, reflejan exactamente lo podrido, lo perdido que estás, lo vacía que ha quedado tu alma después de tantos años de esfuerzos inútiles y ese sentirte ajeno a todo cuanto te rodea.

Juntas tus palmas bajo el chorro de agua y te las llevas a la cara, repites la operación varias veces, como si quisieras borrar la imagen que acabas de ver en el espejo antes de seguir adelante; y mientras lo haces te preguntas (como cada mañana al despertarte, desde hace ya tanto tiempo), cómo fue que te dejaste atrapar, en qué momento abandonaste la partida y dejaste que ellos, los otros decidieran por ti bajo mil y un pretextos, y te alejaran día a día de lo que realmente eras, hasta convertirte en lo que eres ahora un triste hombre gris, enfundado en una vida no te pertenece, que jamás debió de ser la tuya, con el alma marchita, y atrapado en una jaula que segundo a segundo reduce tu tamaño y te presiona y te ahoga; pero ya no, por fin te has armado de valor y decidiste rescatar tu dignidad y plantarte ante el mundo entero y gritar por primera vez en tu vida y a voz de cuello, tajante, irrevocable, la palabra "NO".

Preparas la ducha y te bañas con un esmero poco acostumbrado, quieres estar inmaculado antes de seguir adelante y mientras te secas, piensas en la cara que va poner el imbécil de tu jefe, ese que te ha arrastrado de un lado al otro para ocultar su ignorancia e incapacidad, cuando llegue el lunes y sepa tu decisión, o la de aquella supuesta amiga que te juraba comprensión y lealtad eterna mientras a tus espaldas boicoteaba la única oportunidad que tuviste en años de romper el cerco, de acceder a una nueva forma de vida, que si bien no era la que esperabas, por lo menos te ofrecía un poco de calidad a tu existencia, o hasta la del padre Antonio, que tanto esfuerzo pasó que lo que él decía era el bien y lo que tú eras era el mal; y así vas alargando la lista de personas y personajes que han desfilado por tu vida señalándote con el índice, marcándote como el paradigma de lo social y políticamente inaceptable, condenándote por pretender en algún momento cometer, lo que para todos ellos era el peor de los pecados: ser tú mismo. No lo puedes evitar, alzas la mirada y el puño, y extiendes decidido el dedo medio mientras estallas en una carcajada que hace eco en el baño, con todas las fuerzas de tu alma les deseas a todos que se vayan a la mierda porque tú, su títere, su juguete, está cansado de ceder, de tratar inútilmente de complacer a los demás en lugar de hacerle caso a al corazón. La carcajada y la seña te liberan, la bola debajo de tu esternón se disipa del todo y contra todo pronóstico, comienzas a llorar y tu llanto termina de lavar tu alma, porque no son lágrimas de amargura, sino de felicidad las que llenan tus ojos durante unos minutos.

Cuando dejas de llorar, sales del baño y te vistes y arreglas con esmero, sabes que este día será especial, definitivo para ti, así que quieres verte impecable; miras el reloj, aún es muy temprano; así que sales a la calle y das una vuelta por el barrio; sientes que tu paso es ligero y te sorprendes al ver tu reflejo en el cristal de un aparador, estás erguido como hace años no lo hacías, te ves, estás diferente, casi irreconocible y pronto descubres el por qué. A ese que estás viendo en el reflejo no es otro sino tú, tal como eres en verdad, ese que siempre fuiste y que todos trataron de ocultar, de desaparecer, y que hoy al final ha salido una vez más. Respiras hondo y te sientes aún más decidido a romper con tu pasado; miras nuevamente el reloj y aún sigue siendo temprano; pero tú ya no puedes esperar más, así que te encaminas directamente a de regreso a casa.

Al llegar, el teléfono está sonando y aunque tu primer impulso es contestar te decides a no hacerlo y dejas que el aparato grite hasta quedar afónico, pues no estás dispuesto a que nada ni nadie te arruine el momento, tu momento. te acomodas sobre la cama hasta quedar recostado y cómodo, abres el cajón de tu mesita de noche y sacas la Colt .32 de 1893 que heredaste del abuelo. La miras detenidamente unos segundos antes de llevártela a la sien, cierras los ojos y sonríes en el momento en que jalas del gatillo.

La detonación es fuerte y pronto llama la atención de los vecinos; pero ya es demasiado tarde, has renunciado, te le escapaste de las manos a tus captores y para cuando encuentren tu cuerpo tú ya estarás muy lejos, y sólo encontrarán tu cuerpo sobre la cama, con el rostro dibujando una sonrisa y sosteniendo fuertemente con la mano izquierda tu nota de despedida, que en pocas palabras lo dice todo: "Por fin seré libre..."

7/11/09

Martes trece

Fue precisamente un martes trece, de esos en que la gente prefiere andarse con cuidado, en que todo comenzó para mí. Fueron las circunstancias, el destino, o ¿por qué no decirlo?, la suerte de ese martes trece la que me llevó a la bonanza en que ahora vivo. De hecho, nunca planee convertirme en un héroe, acaso pensaba solamente en esperar a que transcurrieran los dieciocho años que faltaban para mi jubilación y atenerme a terminar mis días con la consecuente pensión. Sin embargo, la gloria vino a mí como una ráfaga de luz, de esas que dicen sentir los inspirados antes de crear la obra suprema de su existencia.

Ya había leído en los periódicos las declaraciones del Procurador respecto a la existencia y detección de la llamada "Hermandad", una mafia de empresarios, políticos, militares y policías de muy alto rango que manejaba los hilos finos del crimen del país y que no había pasado de ser una mera teoría conspiracionista; pero que ahora, tras las afirmaciones del Procurador y su determinación pública de acabar con ella, estaba causando un revuelo que tenía a más de uno con los nervios de punta. Ya entre los pasillos de la corporación se rumoreaba sobre la identidad de sus integrantes, se barajaban nombres entre los que se encontraban connotadas personalidades. La situación se puso fea, ya que al tambalearse un coto de poder que durante generaciones había permanecido oculto e intocable y que ahora estaba expuesto a la atención pública, las reacciones no se hicieron esperar, y el país se vio envuelto en una escalada de violencia como no había visto en toda mi carrera como agente policiaco.

Había que dar una solución y pronto, antes de que la oleada de violencia se saliera de control y se llevara entre las patas a muchos inocentes; pero ¿qué podía hacer yo, un simple policía de escritorio y de muy poca monta, ante una situación de ese calibre? acaso muy poco; pero decidí tratar de poner mi granito de arena, cuando me gradué en la corporación había hecho un juramento de resguardar la paz y el orden público, y así mis esfuerzos resultaran inútiles, no me quedaría con los brazos cruzados.

Fue precisamente un martes trece cuando asesinaron al Procurador, El crimen conmocionó al país entero, se traba tal vez del único político verdaderamente honesto que habíamos tenido, y quizá por ello y por su afán de acabar con la podredumbre en que se encontraba convertido el país se había decidido su muerte, se estaba convirtiendo en un símbolo de justicia, un obstáculo al que era preferible arrebatarle la vida y convertirlo en un mártir, antes que permitir que atentara contra la estabilidad del sistema.

De inmediato se iniciaron las investigaciones y no se hablaba de otra cosa. Los mejores investigadores se enfocaron al caso; pero miren cómo son las cosas, la tragedia se configuró mi éxito, pues fui yo, un policía a quien nadie miraba, a quien nadie conocía, el que dio con el autor del crimen, tan sólo a unas horas de cometido, y obtuve información que fue determinante y detallada que permitió precipitar la caída de varios miembros de la "Hermandad". Por supuesto, fui condecorado y dejé de ser un agente anónimo, un número más en la nómina de la corporación. Rápidamente me ascendieron y me sacaron del escritorio en el que llevaba años refundido para hacerme cargo de trabajos de cada vez mayor importancia, ganando el reconocimiento y la confianza de mis superiores. Así fue como sin sospecharlo siquiera, por ese golpe de suerte, por esa capacidad de respuesta que demostré, que llegué a la cumbre.

Ahora, sin temor a sonar arrogante, puedo decir que dentro del andamiaje del país, soy un hombre clave, importante. Todos me reconocen por haber dado con el responsable de la muerte del Procurador sin que nadie me lo hubiera pedido, y si algo me satisface, es que nadie, absolutamente nadie, supo cómo ni de qué manera me las arreglé para meterme en el despacho del Procurador y le dí la puñalada en la espalda, para inmediatamente después vaciar mi pistola en su cabeza. Nadie sospecha siquiera de las nueve horas que me llevó a convencer a aquel cartero para que, a fuerza de las más originales y sofisticadas torturas que practiqué en su cuerpo y su mente, se confesara culpable. Todo salió a pedir de boca.

Hoy, curiosamente un martes trece, Tomo Posesión como nuevo Procurador. Pero lo mejor sucederá esta noche, cuando por fin, me den la investidura de Hermano Mayor". Todo está en orden. Todo está en paz.