15/8/09

El retorno de un genio

En esta ocasión decidimos hablar sobre una noticia aparecida en esta semana que termina y que en lo personal nos parece digna de la mayor de las celebraciones: el gran Carlos Alberto García Moreno, alias Charly García, renace cual Fénix de sus propias cenizas y anuncia que, después de poco más de un año de reclusión para superar sus adicciones, regresa a la escena musical. En algunas fotos publicadas se le ve repuesto, incluso hasta algo llenito, cosa que contrasta con la imagen casi esquelética del Charly de hace unos años, y presenta la canción Deberías saber por qué, en la que su voz vuelve a ser fresca y entera; así que la cosa promete. Pronto iniciará una gira que verdaderamente, promete y en la que esperamos pase por tierras mexicanas. Por supuesto, y como ya es costumbre, varios ya se encuentran sobrevolando a Charly como gallinazos, a la espera del siguiente escándalo, de una nueva caída, pues hace rato que se les ha hecho más sencillo criticar y atacar al genio que intentar entenderlo. Y es que Charly, más allá de ser noticia farandulera de los escándalos que protagoniza, dada su naturaleza transgresora, es un músico, un músico excepcional, de los pocos que realmente ha sabido evolucionar y estar siempre no uno, sino varios, muchos pasos adelante, y por ello es un referente obligado para entender al rock argentino, y más aún, para entender al rock en español.

Con cincuenta y siete años de vida y treinta y siete de carrera, Charly ha sido un laboratorio musical que ha estado siempre en movimiento, experimentando, proponiendo, creando universos sonoros e impulsando nuevas formas de hacer música, desde aquel folk rabioso y tierno al mismo tiempo que se escuchaba en sus inicios con Sui generis, hasta el paroxismo musical que devela en La hija de la lágrima (1994). Ha unido su voz a leyendas como Luis Alberto Spinetta, Raúl Prochetto León Gieco, David Lebón y Pedro Aznar; de su mano han surgido personajes como Fito Paez, Andrés Calamaro, Fabiana Cantilo o la prematuramente fallecida María Gabriela Epumer; lleva bajo el brazo casi medio centenar de producciones discográficas. Pero hoy, lo único que se espera es un nuevo escándalo de su parte, una nueva caída... puede más el morbo que el interés por su trabajo musical.

Esto se debe a que Charly no es un personaje que se pueda tratar a medias tintas: o se le ama o se le odia, pero jamás da espacio a puntos medios. Su actitud transgresora, escandalosa, el torbellino que ha sido su carrera de genio incomprendido no podría prestarse a otra cosa, pues siempre ha hecho lo que le viene en gana: hace declaraciones que crispan los nervios del más sereno, se lanza desde las alturas para declarar luego "me tiré por vos", se agarra a golpes con su hijo en pleno escenario... y así, la lista es larga y prolijamente reseñada por los medios. Normalmente, la explicación que se da a la actitud de Charly es su adicción a las drogas; pero se trata en realidad de algo mucho más profundo, en cierta ocasión, declaró durante una entrevista que él decidió convertirse en un rock star por instinto de supervivencia, pues en una época en la que para poder decir lo que pensaba implicaba la muerte o el exilio en el mejor de los casos, la mejor forma de autoprotegerse era a través del escándalo, pues teniendo encima a la prensa, la dictadura no podría "hacerlo a un lado", por decir lo que pensaba, sin tapujos. por eso se volvió costumbre saber de Charly más por notas sensacionalistas que por su música, a grado de que en otra ocasión también declaró que si la prensa escribiera tanto de su música como lo hace de sus problemas, vendería millones de discos.
Pero más allá de actitudes extravagantes, insistimos en que Charly García es un genio musical que ha consolidado una forma de entender y hacer un rock verdaderamente latino, conceptual, con una fuerza que podemos encontrar desde sus primeras grabaciones (no hay más que escuchar Un hada, un cisne, Rasguña las piedras o Viernes 3 a.m. para sentir cómo se eriza la piel), dejarse llevar por la riqueza sonora de cada una de sus composiciones, o sentir la ebullición de adrenalina al escucharlo en vivo tocar Dinosaurios, para saber Charly no es un músico cualquiera, que compone por componer, por vender lo que sea, sino que estamos frente a un músico completo que deja el alma en cada nota, que siempre tiene algo que decir y que con ello nos removerá el espíritu.

En ocasiones al releer "El perseguidor" de Cortázar, nos entra la descabellada idea de que la narración no sólo habla de Charly Parker, sino que también se refiere a Charly García, un hombre fuera de este mundo, un extranjero de la vida que se rige por sus propias leyes espacio-temporales, un ser que se devora y recrea a sí mismo y que lo único que busca es liberarse a través de su arte, de su música, nada más.

Por eso nos da tanto gusto su regreso y esperamos ansiosos una nueva producción que nos haga vibrar como en cada uno de sus discos y nos haga saber desde el primer acorde, que Charly García más allá de la leyenda, más allá del escandalo es y será la misma encarnación del rock argentino. ¡Bienvenido sea!