13/12/08

Una noción contemporánea y personal de cultura

Cultura, es una de esas palabras que se encuentran incorporadas a nuestro vocabulario cotidiano de manera tal, que la repetimos, escuchamos o leemos constantemente, como muchas otras que nos sirven para denominar aquellas ideas u objetos que nos rodean día con día. Sin embargo, esta naturalidad con la que citamos el término cultura, frecuentemente nos hace apreciarla en forma parcial, impidiéndonos percibir la complejidad que su significado implica. Por ello debemos preguntarnos: ¿Sabemos qué quiere decir la palabra cultura?, ¿tenemos una idea clara de sus alcances y de la trascendencia que tiene en nuestras vidas?

El término cultura proviene del latín cultus, derivada de la voz colere, que significa habitar, cultivar, proteger, honrar con adoración; conceptos estos que con el paso del tiempo adquirieron autonomía, quedando a partir del siglo XVIII en L'Encyclopédie ou Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers, perfilado como la tendencia a cultivo o al crecimiento natural, lo que brota del ser humano, Esta significación primigenia le aportó al término una amplitud en su interpretación, que trajo una confusión entre cultura y civilización (que implica, de una u otra forma, la evolución de las sociedades y su nivel de progreso), hasta que los pensadores alemanes comenzaron a distinguir un término del otro; asignado al primero una idea de superficialidad y aristocrática pretensión; y a la cultura se le entendió como la suma de los valores más profundos de la burguesía, que en aquella época comenzaba a dominar en occidente.
Finalmente, durante el siglo XIX como resultado del surgimiento de la antropología como una ciencia autónoma, el concepto de cultura fue redefinido en función de las sociedades y su devenir. Y así han seguido unos y otros tratando decidir y convencer a los demás sobre qué queda dentro del concepto de cultura y qué no, dando lugar a toda una enorme clasificación de definiciones que, a final de cuentas, dicen más o menos lo mismo, sin decir nada en concreto sobre qué es cultura.

Así pues, esta diversidad de interpretaciones en torno a la palabra cultura, crea confusiones, ya que frecuentemente caemos en la visión parcial del asunto; y que el común denominador identifica principalmente en tres vertientes. Por una parte, la identificamos con la idea que nos aportan revistas, periódicos y otras publicaciones, referente a aquellos temas relacionados con la filosofía y las bellas artes (visión estético – filosófica), lo que en muchas ocasiones, nos lleva a pensar que se trata de un concepto cerrado y exclusivo de sectores artísticos y filosóficos; por otra, debido a documentales o incluso a lo que nos enseñan en la escuela, entendemos la idea de cultura desde un punto de vista histórico o antropológico; es decir, como el conjunto de tradiciones de las civilizaciones del pasado o de los grupos étnicos en general; y finalmente una tercera de carácter sociológico evolucionista, que la considera a partir del grado de educación y progreso técnico, intelectual y hasta politico. Pero aún y cuando estas concepciones puedan ser correctas, el considerarlas en forma aislada constituye un grave error, ya que el concepto de cultura es mucho más vasto y toca a todas las personas que viven dentro de una sociedad, y no sólo desde un aspecto determinado, sino de todos los aspectos pasados, presentes y futuros que existen tato en la esfera individual como en la colectiva.

En un sentido amplio, contemporáneo (y quizás, hasta temerario), bien podríamos decir que cultura es todo aquello que afecta, positiva o negativamente, a una sociedad determinada, de tal forma que costumbres tan cotidianas como el sentarnos frente al televisor para ver los programas que nos gustan, leer el periódico o un libro y hasta el no hacer nada, es cultura. Con esta definición que pretendemos aquí, podemos englobar todo lo que ha sucedido y sucede en nuestro entorno y que, directa o indirectamente, determina nuestro comportamiento, nuestras ideas e incluso, nuestros sentimientos.

Podemos hablar, por ejemplo, de una cultura nacional y referirnos a todo aquello que nos da una identidad como mexicanos, ingleses, o afganos, con todas las virtudes y defectos que esto pueda entrañar, o bien de una cultura doméstica, que implica nuestra forma de comportarnos hacia el interior de nuestras familias, nuestras creencias y valores; e igualmente, podemos encontrar otras centenas de ejemplos más, como la manoseada y malinterpretada cultura de la democracia, la cultura de los medios, de la lectura, de la historieta, de la tecnología y hasta de la propia incultura, situación esta última que a pesar de sonar paradójica, desgraciadamente existe en todas grupos humanos más o menos organizados y es el principal obstáculo para el progreso de cualquier sociedad. Y al hacer referencia al progreso, que quede claro, no nos referimos al desarrollo tecnológico o económico, sino al más importante de todos, al humano.

Ahora bien, creemos necesario dejar sentado que el hecho de que la cultura contenga una serie de factores que establezcan los parámetros generales de conducta dentro de un conglomerado social, no implica necesariamente que todos estos factores consigan trascender al paso del tiempo. Sólo serán aquellas situaciones, ideas, hábitos y formas del desarrollo humano que sean determinantes en la conformación de la anatomía social, las que conseguirán incorporarse a lo que conocemos como la tradición y al inconsciente colectivo permaneciendo en el tiempo. Esto nos lleva a otro concepto que suele confundirse con la cultura, y que es la moda. Ésta se compone de todas aquellas formas de pensar, actividades y procesos sociales que en determinado momento alcanzan un gran auge dentro de una sociedad; pero que al paso del tiempo, son olvidadas y dejadas de lado para ser sustituidas por otras consideradas como más novedosas, y como ejemplos de esto, tenemos el escuchar algún tipo particular de música, la forma de vestirnos o las expresiones y giros en el lenguaje que usamos al hablar.

De acuerdo con lo anterior, y tomando en cuenta las tendencias de globalización con la que las potencias económicas pretenden inundar al mundo entero, consideramos necesario tener, si no una visión académica y científica del concepto de cultura, sí por lo menos una idea clara de su contenido, ya que en la medida en que tengamos conciencia de lo que ha sido y es nuestra cultura, con todo lo que ella implica e interviene en nuestras vidas, podremos consolidar nuestro sentido de identidad y contribuir a un desarrollo más concreto de nuestro país, y de nosotros mismos, nutriéndonos conscientemente (por supuesto), del conocimiento y aspectos positivos de otras culturas, pues aunque nuestro paso por la vida sea efímero, nuestras acciones, nuestros aciertos y nuestros errores marcarán el camino a las generaciones venideras.