7/3/09

Lecturas

Este año, no ha sido fácil arrancar con la carrera de lecturas, hay demasiadas en la fila de espera; otras tantas que se me van cruzando en el camino; la novela (que se sigue resistiendo); una cantidad enorme de proyectos anotados y otros tantos más revoloteando en mi cabeza a la espera de pista de aterrizaje; mucho trabajo; la tesina de ingreso a la AMDIM (que ya casi está); los preparativos de la maestría y Tany, Antara y Silvio que demandan atención, ingredientes que combinados me dejan poco espacio para leer, aprovechando esa gran ventaja de que puedo leer sin marearme en el metro, autobuses y caminando, haciendo de los traslados casa – oficina – casa, verdaderas tertulias de lectura.

Así que ahí la llevamos, sumando títulos a la lista (en la que por supuesto no entran las de carácter jurídico; esas por ahora son más obligación que placer) y me pareció buena idea seguir hablando de algunas de ellas, las más relevantes a mi gusto. Eso sí, advierto que estas pequeñas impresiones están completamente fuera de discursos grandilocuentes y eruditos, de esos que deben leerse en voz alta y tono engolado al más puro estilo “mamá, soy Paquito, no haré travesuras”; así que, amigo y cómplice que lees estas líneas, eres de los que gusta de cesudos estudios y análisis profundos sobre los libros expuestos, desde ya le digo que cierre esta página y espere a la semana siguiente a ver qué se me ocurre; porque de eso, nada. Siempre me han reventado las “críticas literarias” y esas personas que, como dice mi buen amigo y escritor Óscar de la Borbolla, “prefieren dedicarse a una actividad de quinta”. Lo que busco a continuación es dar una pequeña impresión de ciertos libros y nada más, así subjetivo y sencillo; y pensándolo bien, ya más adelante dedicaré un espacio específico para hablar de lo que pensamos sobre la crítica literaria (en especial, porque me estoy desviando del objetivo principal de esta intervención. Venga pues…


La tienda de los suicidas
Jean Teulé
Editorial Bruguera
Novela

Esta novela desarrolla la historia de la familia Tuvache, orgullosos dueños de una tienda especializada en suicidas, donde es posible encontrar absolutamente todo lo necesario para dar el paso final al otro mundo. Pero la verdadera tragedia comienza con Alán, el hijo más pequeño que está enamorado de la vida, lo que automáticamente lo convierte en la oveja negra y vergüenza de la familia, poniendo en jaque el negocio familiar.

Se trata de una novela ligera y sumamente divertida, muy ágil y con un humor negro delicioso. Jean Teulé, el autor, se ha dedicado principalmente a la escritura de guiones cinematográficos y a los comics, y tal vez por eso consigue que mientras estamos leyendo y vamos de carcajada en carcajada podamos ver claramente la imagen de un niño que adora encontrar siempre el lado bueno de la vida y carga una sonrisa permanente en el rostro. Además el final (que no les voy a contar) tiene la gran virtud de ser sorpresivo, de dar una vuelta de tuerca cuando uno ya había caído en la trampa anticipando un final con sabor a lugar común, dejándonos con l aboca abierta y volteándonos todo el esquema.



Si bien no es un tesoro o revolución literaria, creo que está muy bien escrito y es un verdadero gusto poder leer algo ligero y que al mismo tiempo transmite ideas profundas desde una perspectiva desenfadada y ágil.


Firmin, aventuras de una alimaña urbana
Sam Savage
Sex Barral
Novela

Firmin es una rata que por circunstancias de la vida, nace en el sótano de una librería de viejo en el viejo Boston; y en su necesidad por sobrevivir comienza a devorar libros, siendo tal su gusto por ellos que aprende a leer. La madre y los hermanos de Firmin pronto abandonan el lugar en busca de otros sitios con mayores posibilidades de alimentación; pero Firmin no, él decide quedarse y hacer de la librería su hogar, su pedacito particular de paraíso, iniciando un proceso de humanización, sin darse cuenta de que con ello, nos está mostrando la bajeza de nuestra condición humana.

Las peripecias que vive este roedor en su afán por ser lo más humano posible, combinado con su naturaleza depresiva y una capacidad de ternura envidiable, nos llevan a quererlo desde las primeras páginas y a divertirnos con el relato de sus instintos de voyeur. Resulta un verdadero agasajo verlo soñándose convertido en Fred Astaire, enfundado en un frac y bailando del brazo de Ginger Royers, o descubriendo que gran parte de su vida la vivió soñando con ser escritor en el más puro estilo burgués.

Según aparece en la contratapa, Sam Savage publicó esta novela en una autoedición y su éxito se dio de forma artesanal; es decir, fue pasando de mano en mano, por recomendación de sus lectores hasta convertirse en uno de los libros más solicitados en el sitio amazon.com, atrayendo la atención de una editorial como Seix Barral, que es quien edita el libro en español. Y no le falta mérito, es una historia entrañable que inmediatamente le llega hasta adentro a todos aquellos que hemos hecho de la lectura no sólo una afición, sino toda una conducta adictiva y apasionante, es muy fácil sentirse identificado con las reflexiones y referencias bibliográficas que hace ese pequeño roedor culto y lo mismo puede llevarnos a la risa que a las lágrimas, a sufrir con él y a soñar a su lado con un mundo que poco a poco se va desmoronando a su alrededor. Algunos que saben, especulan respecto a si Firmin no es otros sino el alter ego de Savage; eso no lo sabemos; pero de ser así, el tipo debe de ser formidable e interesantísimo.

Y antes de comenzar con frases rimbombantes; mejor resumimos esto a algo muy simple y directo: a mí me encantó.



Hotel Pekín
Santiago Gamboa
Seix Barral
Novela

Si algo nos ha gustado siempre de lo que hemos leído de Santiago Gamboa, es ese estilo uniforme y pulido, que sin embargo no deja de sorprendernos con cada nueva narración, y Hotel Pekín, no es la excepción. Aquí, Gamboa nos habla de un colombiano radicado en los Estados Unidos y que en principio está perfectamente asimilado a la idiosincrasia del american way of life; trabaja para una empresa de asesoría dedicada a enseñar a altos ejecutivos y empresarios de países de medio y lejano oriente los secretos para ser un poco más “civilizados”, más occidentales en sus relaciones comerciales. El hombre viaja por el mundo enseñando cosas fundamentales como, las marcas y formas de combinar colores y texturas de un traje, el uso de joyas, relojes y accesorios o hasta dónde llenar una copa de vino.

Su vida transcurre sin mayores sobresaltos y está convencido de que es un triunfador, hasta que llega a dar uno de sus cursos a China, en donde conoce a un empresario al que de inmediato identifica como un “agente reticente” y en su afán por convencerlo de las bondades de la vida occidental y de la necesidad de abrirse para llegar a tiempo a su cita con el futuro y el progreso, que comienza a estrechar sus lazos con el empresario, y a través del trato y sin darse cuenta, comienza a replantearse su vida, sus raíces y sus valores.

Aquí estamos frente a una de las imágenes recurrente en la obra de Gamboa y es la esencia del extranjero, del emigrante, desde una nueva perspectiva, un nuevo punto de vista del sentimiento de otredad y una crítica abierta a todos aquellos que forzados por las circunstancias o por gusto, deciden emigrar en busca de nuevas formas de vida y caen en la trampa de olvidar su origen, sus raíces, o bien abdican concientemente de ellos. Sin duda es un libro (como todos los de este autor) interesante, ágil y que vale la pena leer.



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Y bueno, luego seguimos hablando de otros libros; por lo pronto ¿qué has estado leyendo últimamente, alguna recomendación?